Zidane se movía con la armonía de un solo ser con el balón. Con deslumbrante maestría y elegancia innata, él orquestaba el juego con fuego interior. Sus pases eran milimétricos, como pinceladas magistrales en un https://jakubevll337477.blogars.com/37187137/el-cabezazo-de-zidane-y-su-impacto-cultural